“Ningún artista tolera la realidad”, decía Nietzsche

Mayo, 2016.

“Ningún artista tolera la realidad”, decía Nietzsche. “Difícilmente un artista se involucraría en el esfuerzo de crear otro mundo si no estuviera insatisfecho con el suyo.”

“De acuerdo”, añade Camus, “pero, a la vez, ningún artista puede prescindir de la realidad.”

Esto me hace pensar que es cierto, no toleramos la realidad, pero la necesitamos al mismo tiempo. Y es la razón del conflicto desmedido que se aloja sin pagar y sin permiso ni piedad entre nuestras costillas. Este mundo se está destruyendo a sí mismo, las personas son crueles entre sí y lo son también con los otros seres vivos. Todo es tóxico y deprimente y las probabilidades de que tú puedas cambiar algo a grande escala son tan nulas que resulta más placentero crear a un personaje que sea capaz de hacerlo.

Lo irónico es que sabes bien que ese personaje, aunque ficticio, tiene más de ti de lo que te gustaría admitir. Posiblemente tenga mejores abdominales y dientes más blancos, pero sabes que tiene la valentía y la sinceridad de tu corazón, esa que te empeñas en ocultar por las tantas veces que recibiste burlas de un grupo que simplemente no entendió ni su propia importancia. Quizás el personaje tenga mejores hábitos alimenticios que tú, pero los chistes tan buenos e inteligentes que hace, salieron de ti.

Y sí, tiene mejor vida amorosa, pero de todos modos sus sentimientos y sus maneras son tuyas, todas tuyas. Tiene tu encanto, ese que aún nadie sabe valorar. Y ese aporte a veces es suficiente. Crear un personaje a quien personas reales admiren y quieran imitar es algo positivo, y sin darte cuenta, eres parte del cambio. Sin darte cuenta, eres parte de los que mejoran la realidad. Así es el arte, y por eso existe.