Perspectiva
Es curioso como puedes pasar de estar feliz, sintiéndote en la cima del mundo, un conquistador, casi un ser superior. Alguien afortunado. Y al día siguiente no quieres ni levantarte de la cama. Te sientes como un fracasado, un ser inferior, y desafortunado de nacimiento. Ambas reacciones con el mismo motivo. Provocadas por la misma persona, los mismos mensajes, los mismos medios. ¿Cómo pueden nuestras emociones cambiar tan drásticamente teniendo el mismo origen? La perspectiva.
La perspectiva es la manera subjetiva en la que vemos las cosas. Yo, siendo asmática, puedo ver la idea de fumar como algo peligroso y letal. Alguien que jamás ha experimentado el no poder respirar probablemente no se lo tomará tan en serio. Fumar es fumar, pero nuestras perspectivas respecto al tema son por completo diferentes. No significa que yo esté equivocada, o que quienes están a favor del cigarrillo lo estén. Es simplemente la forma en la que lo vemos.
Un mensaje tierno, sincero, lleno de amor y pasión, me hizo feliz. Porque mi perspectiva era que alguien sentía lo mismo que yo, y ese pensamiento me alegró el día entero. Hoy, un mensaje tierno, sincero, lleno de amor y pasión, me hizo llorar de tristeza. Porque mi perspectiva fue distinta a la del día anterior. Esta vez pensé en todas las cosas que no podremos hacer juntos debido a la distancia, pensé en lo ilógico que es aferrarse a algo sin fecha, sin lugar, sin plan. Esta vez pensé en cómo me dolerá cuando se acabe esto que nunca inició en realidad. Mi perspectiva cambió todo. Un día dormí feliz, y el otro día me dormí llorando. Un día las parejas en la calle me hacían sonreir, y al otro se me antojaban exagerados.
El mensaje sigue ahí, es el mismo. La persona sigue ahí, es la misma. La intención, los sentimientos, el amor, siguen ahí, son los mismos. Pero ahora los veo con tristeza y desesperanza. Y es lamentable.
En ocasiones la sensación de estar yendo a la cárcel siendo inocente me abruma. Mis pensamientos se concentran por unos segundos en los porqués. No les permito echar raíces ahí, sin embargo. Porque son pensamientos inútiles que me llevan a un círculo vicisoso sin fin. Y tengo que recordarme a mí misma que aunque a veces se sienta como que mi vida nunca termina de ir bien, eso no significa que nunca lo hará. Aunque sienta que no hago nada bien, y que mis decisiones son estúpidas e infantiles, no significa que sean malas. Aunque llore seguido y hable sola, sé que estoy bien y que lo estaré, y que será debido a mí misma.